Este refrán se le atribute al conde de Romanones. Se utilizó con frecuencia a lo largo de la Restauración, la de Cánovas y Sagasta.
Álvaro Figueroa y Torres (Madrid, 9 de agosto de 1863 – Ibidem, 11 de septiembre de 1950) fue un político, empresario y terrateniente español. Considerado en su época como uno de los grandes terratenientes de España, estuvo estrechamente ligado a los capitales franceses y sería accionista de importantes empresas españolas de la época, como Peñarroya, Minas del Rif, ferrocarriles, etc. La historiografía ha presentado al conde de Romanones como epítome de todas las lacras —clientelismo, corrupción, despotismo— del sistema político de la Restauración.
La frase, la acabo de conocer hace poco y es atribuida a Camilo José Cela, pero no lo se.
Es una frase de mucha personalidad, en primer lugar es el homenaje mas importante a la amistad. Todo absolutamente todo al amigo. Nada al enemigo. Finalmente la indiferencia para una categoría de sentimientos poco importante.